Las Madres hemos recorrido un largo camino que se inicia un 30 de abril de 1977, en plena dictadura militar, a instancias de Azucena Villaflor de De Vincenti, cuando catorce mujeres hacen pública la desaparición forzada de sus hijos a través del accionar genocida del terrorismo de Estado.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Homenaje a maría Adela Gard de Antokoletz

¿Qué vibra dentro de nosotros cuando se cumple algún aniversario? ¿Qué ocasión de “re - cordar” (pasar nuevamente por el corazón) encontramos en determinado día? Inventamos los aniversarios como apoyos de un camino, ese sendero arduo y gozoso a la vez, envuelto en memorias, hacia horizontes que avizoramos con justicia y verdad cabales.
El lunes 19 de noviembre de 2012 las Madres nos encontramos nuevamente. No en la tarea cotidiana, a veces difícil; sí para abrir el corazón, en el salón nuestro, al recuerdo de nuestra querida María Adela, cuya muerte (23 de julio del 2002) cumple diez años en este que está terminando.
Varias compañeras explicaron su ausencia: Beba Córdoba, recluida en su localidad por no poder trepar a vehículos; Nora Cortiñas, fuera del país; Carmen Cobo y Carmen Lapacó, convaleciendo en la Capital y en San Juan respectivamente; Martha Braverman, también imposibilitada de movilizarse, y algunas otras Madres.
Un video (“La dama digna”, 20 minutos) nos mostraba a M. Adela allí nomás, en medio de nosotras; otro más breve, generosamente preparado por María Inés Brassesco y sus compañeras de la UMA, exhibió la entrega a M. Adela del premio “Margarita de Ponce”; varios amigos que hace tiempo no teníamos el placer de ver relataron, como el resto de quienes allí compartíamos rica comida y bebida, anécdotas entrañables de M. Adela; algunos jóvenes que son casi sus nietos –entre ellos Mario Norro, editor del primer video, y Corina su hermana- no lograron decir palabras: pura emoción. Reunión cercana a lo íntimo, en que la canción venezolana anónima en la voz preciosa de Susanna Moncayo –la misma canción que ella entonara en el velatorio, sabedora de que “A Adela le hubiera gustado”, como dijo entonces- y las canciones de Susana Ratcliff con su voz y su bandoneón de alta calidad, acompañada de Ana en la percusión, elevaron un homenaje desde la belleza, que no rompió esa familiaridad que circulaba entre todas y todos.
Las Madres necesitamos este tipo de encuentros: seguir re-cordando, con alegría, música, gente joven, vida en presente (sólo hay presente: el futuro se construye dentro de él).
María Adela Antokoletz hija.